Respirar y acalmar los ritmos

 


28 de septiembre


Siento un portal abriendose lentamente. Todas mis capas de protección van poco a poco retirandose y voy entrando en una fase de vulnerabilidad, intensa y cruda. Luego de semanas de estar colocando primero en mi lista las obligaciones, compromisos, quehaceres, la productividad, la economia, el intento de organización y orden: el foco constante en el afuera, algo en mi sinapsis mental y emocional hace cortocircuito y colapso. Colapso en llanto, colapso en paralisis, colapso en cansancio extremo, colapso dejando salir rabia, impotencia, cansancio, angustia como un rio desbordado sin filtro. Colapso pretendiendo que todo quien me rodea perciba mi estado y colapso exigiendo cuidado. 
No me cuido, pero exijo cuidado en el afuera. 

El caos que abogo por mostrar para colaborar con la necesidad de integrarlo como parte de la vida.. me acaba consumiendo al punto de no poder ignorarlo por al menos.. una hora al dia, para mirar como me siento, como estoy y que necesito creando la frustrante expectativa de que otro lo perciba o lo adivine. 
Me percibo inquieta y perdida cuando tengo el tiempo que podria dedicar a regenerarme, como si hubiese perdido la práctica y busco que hacer, pues siempre hay algo por hacer y en algún punto es como si esperase a tener todo listo y terminado para así, darme el cuidado que necesito. Me siento con culpa, al dedicar tantas horas al hacer, ausentandome de mi hijo... y no me permito cargar mis baterias emocionales. Inconcientemente intento convencerme de que soy un robot, con capacidades ilimitadas, con energia inagotable y completamente permeable a los sentimientos.

Y me observo, de afuera, explotada, sentada en la bañerita de mi hijo, al lado de el que me pregunta si estoy triste, si me lastimé... y dejando el agua correr sobre mi y las lagrimas correr a travez de mi, sin poder hacer mas que entregarme a ese fluir en silencio y me abrazo sin culparme por llegar a este punto, comprendiendo el porqué. Tocar fondo para conocer el limite.

HACER es mi escudo, es mi mecanismo de protección frente a tanta intensidad, es mi fuga al dolor y al proceso de gestionar con tanta información emocional. 
Enfrenté con entereza y sin caerme, obligandome a ser fuerte...una pandemia, un embarazo en soledad y lejos de la familia, la depresión de alguien que amo, las crisis explosivas de tantas mudanzas, cambios y transiciones de un niño de 3 años y medio y no me di en ningun momento la opción de derrumbarme realmente y sostuve ese mundo en mis espaldas. Me aferre a la potencia creativa, a la energia pulsante de vida que crece en mi vientre para hacer funcionar un motor sin darle la chance a parar.
Y salir de la inercia a veces requiere práctica y esfuerzo, requiere aceptación sin castigo. Lo que nos salvó en un momento, puede en otro limitarnos. Ahora que de alguna u otra forma, no estoy tan sola y los apoyos van apareciendo... me es dificil salir de este lugar tan activo, para entrar en un modo mas contemplativo, mas quieto, mas calmo y amoroso. 

Más, los eventos se dan por si solos, lo que no permitimos que suceda, busca la forma de forzarnos a permitirlo, por algún lado hace fuga, como una olla a presión... si no lo integramos con conciencia y nos negamos a verlo, la vida nos cachetea con la realidad.. y acá estamos, aca estoy, abrazandome, recibiendo el mensaje que me da la vida...

"Desacelerá, que el mundo no se va a caer"

Comentarios