SURFEANDO EL PUERPERIO

 

Texto escrito en Noviembre del 2016


ESTA SOY YO.....

A poco mas de una semana de parir. 

A poco mas de una semana de Tao nacer.
Y dude mucho de compartir esta foto. Muchos se podrían incomodar u ofender por esa teta que se ve, juzgarme seguramente, tildarme de exhibicionista o considerar que me expongo de mas en una red social. Pero después de meditarlo, me dije... no me importa, esto llegara a los que les tenga que llegar, a los que abren el corazón y la cabeza. A los que no ven una teta como algo que ofende, ni ven la exposición de la realidad como algo de lo que avergonzarse.
Esta soy yo. 
Esta ERA yo.
Por que después de parir nace una nueva mujer, que conforme pasan los días se va transformando abismalmente, igual que el bebe que crece a cada segundo. 
No soy quien era ayer, ni mañana seré la que soy hoy.
El puerperio debe ser una de las grandes lecciones en la vida de toda mujer.
Y que difícil es aceptarlo.
Que difícil es no negarlo.
Que difícil es cuando te preguntan "como estas?" no saber exactamente como responder. Bien? Mal? Feliz? Como el orto? O todo junto?
Bien estoy, porque estoy viva, porque tanto yo como mi bebe tenemos buena salud. Feliz estoy, porque pude parir, y de la forma que quería, en casa y naturalmente sin ningún tipo de intervención medica, un gordito hermoso con ojitos de cielo, que cuando de repente esboza una pequeña sonrisa detiene el mundo, y cuando duerme tan tranquilo me desborda de paz y me pierdo observándolo.
Pero no puedo mentir, también me siento atrapada. También estoy haciendo el duelo de la muerte de aquella que era, que fui y nunca mas seré. También lloro todos los días, de repente sin explicación aparente, sobre todo cuando cae la tarde. Y los motivos son miles, o ninguno. Lloro porque hace 22 días ya no se lo que es dormir. Lloro porque me duelen las tetas que explotan de leche y los pezones que se están curtiendo. Lloro porque cuando camino siento el peso de todos mis órganos volviendo a su lugar. Lloro porque tengo la espalda partida en dos de estar constantemente cargando 4 kg. Lloro porque el sacro arde de tanto estar sentada o acostada. Lloro porque cuesta entender que ahora soy nada mas que brazos, alimento y amor para Tao. Y automáticamente me arrepiento de decir "nada mas", como si fuera poco, como si no supusiera un gasto de energía gigante y un intercambio de amor maravilloso y una tarea tan demandante que solo lo sabes cuando lo vivís. Lloro porque bañarme, comer, cagar, mear, cambiarme de ropa.. supone una carrera contra reloj con malabarismos circenses. Y lloro porque me da culpa sentir todo eso. Ay, yo debería estar rimbombante de felicidad? Responder que estoy fabulosa, feliz, que es lo mejor que me paso en la vida y nada puede ser mejor con mi mejor cara de emoticon y luego tapar mis lagrimas? Porque son pocos los que te hablan de esto. Son pocos los que te cuentan la realidad sin tapaderas y no lo llaman "depresión post parto", como un síndrome extraño que le pasa a algunas pocas que quizás tienen problemitas. Porque lo negamos tanto? 
Tener un hijo es hermoso. Supone un acto de entrega total desde el día uno que lo concebis. Entregas todo tu cuerpo, tu alma, todo tu ser para darle todo aquello que crees mejor, voluntaria e involuntariamente. Lo cargas nueve meses dándole con tu cuerpo todo lo que necesita. Te abrís, te partís, para traerlo al mundo. Y luego del parto, que es tan solo un momento, tan solo unas horas, llega esta parte... en donde él está ahí, 100% dependiente de vos, de tu calor, de tu amor, de tu leche, de todo lo que sos y no duda en pedirlo y reclamarlo. Y yo no dudo en dárselo, y dárselo al 100% ... porque no puedo dejarlo en la cuna cuando puedo darle mis brazos, porque no puedo darle una mamadera cuando puedo darle mi pecho, porque no puedo ponerlo en un cochecito cuando puedo cargarlo conmigo, yo.. Lucía, simplemente no puedo y eso supone un gran sacrificio, pero del que aunque quisiera no puedo escapar... porque cuando tengo algunos minutos de manos y teta libres porque se durmió con Rafa, empiezo a sentir también su falta, como si me sacaran una partecita de mi. El es partecita de mi, todavía somos una sola cosa, un solo cuerpo. Somos unión. Y es el fantasma de quien era yo que vuelve cada día y me angustia por no poder ser lo libre que era, y saber que fui yo quien decidí que así fuera. Nadie mas. Y esta bien si a veces me angustio. Tengo que perdonarme por eso. Es un cambio muy grande, quizás uno de los mas radicales de mi vida. A pesar de todos los dolores y malestares y angustias seguir adelante por el dándole todo lo que tengo. Entender eso que llaman amor incondicional, no mas Luciacentrismo. Y creo, y cada día entiendo que es natural que ese proceso conlleve una crisis. La crisis del choque de emociones mas fuertes. Sentirme poderosa por haber dado vida y al mismo tiempo acabada, luego de la noche mas energeticamente agotadora de mi vida no tener el tiempo necesario de recuperarme, ni física, ni mental, ni emocionalmente. Alegría indescriptible, tristeza inconsolable, todo al mismo tiempo. Como siempre digo... la vida misma. La crisis que luego traerá la evolución, el dolor que trae la fortaleza.
Siempre me sana escribir, pero también me hace bien compartirlo, compartir mi realidad, compartir la vida no solo como la queremos mostrar a los demás. Porque se que hay muchas que quizás pasan por lo mismo y no se atreven a abrirse, a decirlo, porque se supone que tiene que ser todo hermoso y si la estamos pasando mal somos malas madres o no sabemos ver lo lindo de la vida. No mintamos mas. Es hermoso, si, pero también es duro. Y todos deberían saberlo, para entendernos y acompañarnos. Para forjar los vínculos mas reales, mas sanos. Un nacimiento no es un show, es un acto de vida... y la vida siempre tiene un poco de cada matiz. Como dice mi partera... seamos verdaderos. Aflojemos la tensión, dejemos de usar disfraces que nos pesan. Seamos reales. Nos lo merecemos.

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